RED ESPAÑOLA DE BANCOS DE SEMILLAS

 

 

PROCEDIMIENTOS utilizados en los bancos de REDBAG

La mejor opción para proteger a una especie es conservar el hábitat en el que vive, pero es necesario disponer de herramientas complementarias que permitan actuar de forma rápida y eficaz en los casos más críticos. Un sistema de conservación ex situ altamente satisfactorio son los bancos de germoplasma. Así como las bibliotecas son centros a los que se recurre para obtener información, los bancos de germoplasma vegetal son centros de recursos de material vegetal vivo. En ellos se trata de conservar en volúmenes o superficies muy reducidas, y en condiciones ambientales especiales, las partes reproductoras de las plantas, ya sean semillas, esporas, polen, bulbos, estaquillas, u otros propágulos vegetales, de forma que estén claramente identificados y fácilmente accesibles. Dentro de estas alternativas, la técnica más extendida es la de los bancos de semillas, por su facilidad de almacenamiento y manipulación, pues en poco espacio pueden conservarse cantidades enormes de individuos vivos, durante dilatados espacios de tiempo.

Los bancos de germoplasma han perfeccionado progresivamente sus métodos de almacenamiento y control de la viabilidad, conociendo mejor el comportamiento de las semillas almacenadas en frío tras su desecación. Nacieron indudablemente en el ámbito agrícola, en relación con la conservación de los recursos fitogenéticos de interés para la agricultura. En España, los primeros bancos de semillas aparecen en el seno del Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas (INIA), pero el desarrollo de esta práctica para la flora silvestre se debe en gran medida a la labor e impulso del Prof. Cesar Gómez Campo, con la creación de un banco de germoplasma de Crucíferas que pronto se transformó en un banco de flora silvestre y quedó adscrito a la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

La mayor parte de la flora mediterránea está formada por especies de semillas “ortodoxas”, son aquellas cuya conservación depende esencialmente del contenido de humedad y de la temperatura. Este grupo de semillas resiste la desecación a niveles de humedad relativa bajos y el almacenamiento a temperaturas inferiores a 0ºC. Las técnicas para conservar semillas ortodoxas se han venido perfeccionando durante varias décadas e incluyen el desecado de las semillas hasta lograr un contenido de humedad bajo (3-7% de peso fresco, dependiendo de la especie) y el almacenamiento en recipientes herméticos, a bajas temperaturas, comúnmente a -20ºC. Existen otras especies que producen semillas que no sobreviven a una deshidratación significativa respecto al contenido de humedad presente en el momento de la dispersión, ni toleran temperaturas bajas (p.e. semillas de muchas plantas tropicales, e importantes especies arbóreas de regiones templadas y mediterráneas, como Quercus, Castanea, etc.). Por esta razón, este tipo de semillas, conocidas como recalcitrantes, no son fáciles de almacenar a largo plazo. Estas semillas no pueden conservarse con altos niveles de humedad porque germinarían en poco tiempo, ni pueden mantenerse a temperaturas inferiores a 0º C, ya que los tejidos sufrirían daños por congelación del agua contenida en ellas. Si bien existen técnicas para la conservación de este tipo de semillas, como el cultivo in vitro, las colecciones bajo cultivo, la crioconservación en nitrógeno líquido de los embriones; éstas por lo general son de corta vida y cada especie requiere su propio método. Actualmente se reconoce una tercera categoría de semillas que muestran un comportamiento intermedio, es decir, que toleran combinaciones de desecación y bajas temperaturas. En este caso, las semillas parcialmente deshidratadas (entre el 10 y el 20%) no toleran el estrés producido por bajas temperaturas (inferiores a 0ºC), pero se comportan mejor si son expuestas a temperaturas en torno a los 15ºC. En general, existe un gradiente de ortodoxa a recalcitrante, sin límites muy marcados entre las categorías.

Las operaciones de conservación básicas en un banco de germoplasma, una vez colectadas las semillas, incluyen:

PROCESADO

 

Desempaquetado de la colecta, revisión del estado del material, desecado/ preparación

de pliegos

Registro de datos de cada accesión

Evaluación de los requerimientos de conservación de la semilla (si se desconocen)

Limpieza de semillas

Determinación de la cantidad de semillas

Desecación

Determinación del contenido de humedad de las semillas

Prueba de viabilidad (inicial de germinación)

 

 ALMACENAMIENTO

 

Envasado y duplicado de seguridad

Almacenamiento en frío (Colección activa y/o base)

Distribución de sub-muestras caracterizadas a usuarios (a lo largo del tiempo)

Pruebas de germinación posteriores (a lo largo del tiempo)

Regeneración / multiplicación de colecciones (cuando se requiera)

 

Lecturas de referencia recomendadas: